Alcázar de San Juan, tierra de molinos, es el centro de muchas de las rutas del Quijote. Paisajes por los que paseó el famoso hidalgo e hizo sus fechorías con su fiel compañero Sancho Panza parecen escenarios inspirados en esta ciudad. Inconfundible atmósfera la de cada rincón.
El sabor manchego de verdad. Aquel que se remonta al Siglo de Oro español en platos como duelos y quebrantos, guiso de bodas, gachas, caldereta de cordero o la ensalada de limón. Las torrijas, los mantecados y la bizcochá aportan el toque dulce del exquisito aroma de siempre.
Pasear y toparse con la bella Iglesia de Santa María la Mayor, la más antigua y lugar donde pudo ser bautizado Miguel de Cervantes. Experiencia única. Como también lo es conocer el encanto de la parroquia de Santa Quiteria, declarada Bien de Interés Cultural; la Posada de Santo Domingo, actual museo municipal; el Palacio del Gran Prior con su torre almohade del siglo XIII, y la Casa-Museo de Dulcinea del Toboso.
Desde la Edad de Piedra hasta la actualidad, esta ciudad tiene vida. Y cada porción de vida es un capítulo más dentro del libro cultural de recuerdos. Tradiciones, rincones y emblemas así lo reflejan. Cuna de Cervantes, escenario de Quijote, restos de civilizaciones antiguas... Las huellas del pasado para disfrutar de la ciudad.
Los productos de la tierra protagonizan los platos manchegos de esta región. El queso, el pisto, el asadillo, la caldereta de cordero, la ensalada de limón, las gachas, los duelos y quebrantos o la bizcochá ponen sabor al día a día en Alcázar de San Juan. No se puede dejar de probar la comida tradicional reconocida en todo el mundo.
Tierra de vinos. La excelente uva que aquí se cultiva da vida a caldos de matices muy peculiares. Y es que los vinos manchegos han entrado en la liga de los más exquisitos y prestigiosos del mundo. Blancos, rosados y tintos, todos son una explosión de placer en el paladar.
Las Tablas de Daimiel, las Lagunas de Ruidera, el Campo de Criptana o Consuegra. En el medio rural, se encuentran estos tesoros naturales e históricos que merece la pena visitar para disfrutar de una experiencia de ocio al aire libre y en contacto directo con la naturaleza.