Salir a disfrutar de un entorno urbano sin igual, ver los museos y momumentos históricos, pasar por las típicas tascas para descubrir el sabor de cada rincón y visitar las tiendas. Castellón es una ciudad que poco tiene que envidiar a las grandes urbes, ¡lo tiene todo!
Una ciudad que mira al mar. A cuatro kilómetros del centro, se levanta la playa y el Grao de Castellón, el distrito marítimo donde está el club náutico y el puerto pesquero y comercial. Tomar el sol, salir a correr, jugar a voleibol, viajar hasta las ecológicas Islas Columbretes... Los planes se multiplican.
Restos de murallas de la época medieval que se mezclan con la moderna arquitectura, monumentos y edificios cargados de historia... Recorrer Castellón es una gran experiencia. La Concatedral de Santa María, el edificio de Correos y Telégrafos, la Basílica de la Mare de Déu del Lledó, el mercado central, el casino antiguo o el Espacio de Arte Contemporáneo son algunos de los puntos imperdibles.
El Grao de Castellón es su identidad. Ese distrito marino que alberga un importante puerto comercial, pero también una extensa playa de arena fina donde jugar y divertirse. Tampoco es la única, pues maravillosas y con mucho encanto también destacan las espectaculares playas de Gurugú, Serradal o el Pinar. Turismo que se suma a sol, playa y diversión.
El mar de su costa y las montañas que, en su interior, bordean Castellón llevan al plato una variada y exquisita oferta gastronómica. El arroz y los platos marineros de pescado fresco son los protagonistas del sabor mediterráneo; las carnes y los guisos tradicionales, preferidos en la sierra. La capital aúna la esencia de ambos para conquistar los estómagos de quienes pasan por aquí.
Una ciudad que junta el cosmopolitismo de las grandes tiendas con la tradición del pequeño comercio. Estar a la moda es fácil. Salir de compras en Castellón es sinónimo de primeras marcas internacionales, rincones emblemáticos y tiendas para todos los gustos. La experiencia es única.
Castellón va más allá. La ciudad se rodea de parajes naturales increíbles, como el Desierto de las Palmas o las Islas Columbretes. Merece la pena visitar estos y otros rincones de pueblos como Morella o Peñíscola. Una oportunidad única para descubrir la flora y la fauna de un verdadero ecosistema mediterráneo.